Recuerdo que en noviembre escribí que como seres humanos somos muy olvidadizos. Muy rápido se nos olvida de dónde nos sacó el Señor, olvidamos Su obra maravillosa en nosotros y la preciosa paz que experimentamos el día que Él nos abrazó por primera vez.
El mismo problema que tuvo el pueblo de Israel hace tantos años es el que tenemos ahora: la pasión que sentimos por nuestro Dios se evapora de a poquito con todas las cosas que tenemos que hacer.
Pero Dios no se conforma con eso. Y Él te llama a sus brazos nuevamente, para que estés con Él y para que recuperes tu primer amor. Por eso le decía a Su pueblo:
«¿Qué voy a hacer contigo, Efraín? ¿Qué voy a hacer contigo, Judá? El amor de ustedes es como nube matutina, como rocío que temprano se evapora». Oseas 6:4 (NVI)
Y también se lo recordó a la iglesia de Éfeso, ellos se jactaban de sus buenas obras, pero Dios les recordó que a pesar de todo eso:«Hay algo que no me gusta de ti, y es que ya no me amas tanto como me amabas cuando te hiciste cristiano». Apocalipsis 2:4 (TLA)
Por esto mismo Dios le recordaba a Su pueblo: «¡Pero tengan cuidado! Presten atención y no olviden las cosas que han visto sus ojos, ni las aparten de su corazón mientras vivan. Cuéntenselas a sus hijos y a sus nietos». Deuteronomio 4:9 (NVI)
Amigo, hoy Dios te dice: «Ten cuidado de no olvidar al Señor tu Dios. No dejes de cumplir sus mandamientos, normas y preceptos que yo te mando hoy. Y cuando hayas comido y te hayas saciado, cuando hayas edificado casas cómodas y las habites, cuando se hayan multiplicado tus ganados y tus rebaños, y hayan aumentado tu plata y tu oro y sean abundantes tus
riquezas, no te vuelvas orgulloso ni olvides al Señor tu Dios, quien te sacó de Egipto, la tierra donde viviste como esclavo». Deuteronomio 8:11-14 (NVI)
El mensaje es muy claro: Ya sea en la abundancia o en la escasez, no te olvides del Señor tu Dios.
En este día te invito a orar como el pueblo de Israel lo hizo:«Conozcamos al SEÑOR; vayamos tras su conocimiento. Tan cierto como que sale el sol, él habrá de manifestarse; vendrá a nosotros como la lluvia de invierno, como la lluvia de primavera que riega la tierra». Oseas 6.3
Porque esto es lo que Dios quiere, Amigo: «Lo que pido de ustedes es amor y no sacrificios, conocimiento de Dios y no holocaustos». Oseas 6.6
Por eso, hoy más que nunca, vuelve a amar a Dios como aquel primer día, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. «Así dice el Señor: Deténganse en los caminos y miren; pregunten por los senderos antiguos. Pregunten por el buen camino, y no se aparten de él. Así hallarán el descanso anhelado». Jeremías 6:16 (NVI)
«Pero si reconocemos ante Dios que hemos pecado, podemos confiar siempre en que él, que es justo, nos perdonará y nos limpiará de toda maldad». 1 Juan 1:9 (TLA)
«Desde la época de sus antepasados se han apartado de mis preceptos y no los han guardado. Vuélvanse a mí, y yo me volveré a ustedes dice el Señor Todopoderoso». Malaquías 3:7 (NVI)
Ése es el pedido de Dios.