¿Quieres convertirte en embajador del Reino de los Cielos? Me gustarían compartir contigo hoy esta palabra de Jesús:
“Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir” (Lucas 6:38).
En la lógica del Reino de Dios, el acto de dar no es sinónimo de pérdida, sino al contrario, de ganancia. Puede que estés pensando que, entonces, según esa lógica, el hecho de dar no sería un acto bueno y desinteresado, sino más bien egoísta: doy para recibir. Estás en lo correcto: si damos con egoísmo, con un espíritu equivocado que solo tiene la intención de recibir, Dios no bendecirá esa ofrenda.
¡Él nos da en la medida en la que nosotros damos a los demás de una forma genuina, por amor!
Dar, de hecho, no es solo un acto de amor, sino también de obediencia a Dios. ¡Dios usa a niños, mujeres y hombres que dan de lo que tienen con un corazón totalmente puro, sin preocuparse del “qué dirán”, sin egoísmo ni avaricia, con el único deseo de honrar a Dios!
Estas personas dan de todo corazón, y además, son conscientes de que Él es el que transformó el agua en vino, el que multiplicó los panes y los peces, y el que hizo de un asno el medio de transporte de un rey.
La segunda clave para traer el Cielo a la Tierra, por tanto, es esta: ¡Da con generosidad!
¡Existen tantas maneras de dar! Puedes:
- Dar de tu tiempo para escuchar a alguien que tiene problemas.
- Ofrecer una sonrisa a la cajera del supermercado en el que sueles comprar.
- Donar dinero para sostener una asociación caritativa.
- Poner tus talentos al servicio del Señor en una Iglesia.
- Abrir las puertas de tu casa para empezar un grupo de estudio bíblico o de oración…
¡No lo olvides, querido(a) amigo(a)! Dios te da el privilegio de representarle en esta tierra con todas las cosas que te ha dado.¡Da generosamente a los demás, comparte de lo que Él te ha dado, brilla con Su Luz! Y puedes estar seguro de que Él te bendecirá sorprendente, generosa e infinitamente.