En el evangelio de Juan podemos leer la historia de un hombre que llevaba muchos años enfermo. Este hombre estaba recostado junto al estanque de Betesda, y esperaba recibir algún día un milagro que le sanase de su enfermedad.
“Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano?” (Juan 5:6).
La pregunta es extraña, ya que la respuesta parece evidente. El hombre respondió: “Señor, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo” (Juan 5:7).
El “sistema clásico” en el estanque de Betesda, por así decirlo, era el siguiente:
- Un ángel descendía y agitaba el agua.
- El enfermo bajaba a la piscina.
- El enfermo era sanado.
Sin embargo, Jesús rompe todos los esquemas. Sencillamente ordena a este hombre que se levante, que recoja su cama y ande. ¡Y eso es exactamente lo que pasó! El hombre fue totalmente curado.
Jesús se salió de lo normal, de lo establecido, para sanar a esa persona. ¿Piensas que Dios puede actuar así en tu vida? ¿Estás dispuesto(a) a darle carta blanca para que actúe de la forma que Él quiera en tu vida?
Querido(a) amigo(a), Dios te ama y no hará nunca nada que te dañe. Si quieres ver cómo esa situación que te estresa mejora, te invito a que se la entregues a Él por completo. Ponla en Sus manos, confía en Él y espera a ver lo que Dios va a hacer. ¡Él hace milagros increíbles!