Los sueños no tienen porqué ser grandes para que tengan un gran impacto.
Echa un vistazo a estos sueños “insignificantes” que Dutch Sheets comparte en su libro “Sueña: Vive conectado con el Dios soñador”.
- Alguien se cansó de perder siempre sus papeles y soñó con crear clips. ¡Tuvo un sueño suficientemente pequeño como para estar seguro de que todos estuviésemos obligados algún día a comprarlos por paquetes de cien!
- La exasperación causada por los restos de comida entre los dientes dio nacimiento a los palillos.
- Un escritor ingenioso se cansó de dibujar en el barro, y soñó con los lápices.
- Un hombre con dolor en los pies a fuerza de andar descalzo soñó con los zapatos.
La Biblia habla de los comienzos modestos: “No menosprecien estos modestos comienzos, pues el SEÑOR se alegrará cuando vea que el trabajo se inicia y que la plomada está en las manos de Zorobabel” (Zacarías 4:10).
Los comienzos pequeños parecen poca cosa al principio, pero según van creciendo, pueden llegar a convertirse en enormes bendiciones. A veces, pensamos que si nuestro sueño no es lo suficientemente grande entonces no cuenta, pero eso no es cierto.
Cuando mi esposa y yo empezamos el ministerio. Todo partió de un sueño muy simple: dar ánimo a las personas, utilizando para ello los medios de comunicación y compartiendo a Cristo a través de las nuevas tecnologías. Estoy convencido de que Dios inspiró este sueño en nosotros y permitió el crecimiento de esta obra para Su sola gloria.
Lo importante no es empezar a lo grande, sino empezar. Avanzar un paso tras otro, un sueño tras otro. Lo que cuenta no es tanto el tamaño del sueño, ¡sino la talla de Aquel que te ayuda a realizarlo! ¡Él es Todopoderoso!
Sé que Dios todo lo puede y que Sus consejos son siempre buenos. Es por eso que he escogido poner mis sueños en Sus manos. ¿Y tú, querido(a) amigo(a), quieres también entregarle los tuyos?