Vivimos en una sociedad que nos empuja permanentemente hacia el consumo. Sin embargo, no creo que una casa, un coche o el último smartphone puedan satisfacer las necesidades profundas de nuestro corazón, aunque tenerlos sea algo agradable. Nos gusta creer que la felicidad está en lo que poseemos.
Nuestro corazón tiene sed de algo mucho más grande y majestuoso: Jesús. Solo Él puede satisfacer nuestras necesidades, ya que nuestra plenitud se encuentra en Jesucristo (Colosenses 2:10)
Pablo nos dice que “aprendió a estar contento” con lo que tenía (Filipenses 4:11). Dicho de otra manera, aprendió a estar contento, feliz con su realidad presente. No se centraba en lo que le faltaba o en lo que podría llegar a tener.
¿Estás contento con lo que tienes? La Biblia nos dice en Hebreos 13:5 que estemos “contentos con lo que tenemos ahora”. Y fíjate que hay una promesa que acompaña el final de este versículo: “porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré”.
Sí, querido(a) amigo(a), Dios no te abandonará jamás. Él es quien te llena, quien sacia ahora y por siempre las necesidades de tu ser.