Tenemos a menudo una mala imagen sobre la vulnerabilidad. La consideramos como una debilidad, como algo en lo que a veces caemos “por desgracia”, casi sin darnos cuenta.
Sin embargo, la vulnerabilidad no es mala, al contrario. ¿Has pensado alguna vez que fue tu vulnerabilidad la que permitió a Jesús entrar en tu corazón? El arrepentimiento, tal y como lo describe la Biblia, tiene lugar en nuestras vidas cuando reconocemos nuestra necesidad de ser perdonados y limpiados de nuestros pecados.
Sí, la vulnerabilidad nos ayuda a abrir el corazón. Nos pone al desnudo. Nos hace sinceros, quita todo aquello que bloquea la puerta de nuestro corazón.
No temas ser vulnerable, especialmente con Dios. Él nunca se aprovechará de ella, al contrario, la usará para llegar hasta el fondo de tu corazón y así poder hablarte y revelarte lo que necesitas, para saciar tus necesidades más profundas.
¡Atrévete ser vulnerable, querido(a) amigo(a)! Atrévete a mostrarte tal y como eres, ya que tu Padre te conoce perfectamente. Él vino a este mundo como alguien dulce y humilde de corazón. Él solo desea tu bien. Jesús dijo: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:29).
Te amo con el amor del Señor, y oro por ti.