En el “Padre nuestro”, cuando Jesús enseña acerca de la oración, dice: “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:10). Esto significa que la voluntad de Dios en la tierra tiene que ser perfectamente cumplida, como ya lo es en el Cielo.
Sin embargo, demasiado a menudo, constatamos que la voluntad de Dios no es necesariamente la prioridad de todos en esta tierra.
Bill Johnson dice: “Con el Cielo como modelo, tenemos la misión de intervenir en los problemas y resolverlos aquí en la tierra. Cada creyente es un servidor del Cielo en la tierra”.
¿Cómo puedes servir y ser una bendición en tu generación? ¡A través de la oración! Es un arma poderosa. En tus momentos personales con Dios aprovecha para interceder por el sistema educativo, por los que te dirigen en el gobierno, por las personas que trabajan en los medios de comunicación, por la economía, por las nuevas tecnologías… ¡y por mí también! Haciendo esto, no solo estás pidiendo a Dios que ponga a auténticos cristianos en estos puestos clave de responsabilidad, sino que además produces también un impacto sobre las decisiones que van a tomar los que están en posición de autoridad actualmente.
Sí, querido(a) amigo(a), la oración es un arma poderosa para que la voluntad de Dios sea hecha en la tierra, y podemos usarla cada uno según nuestro nivel. ¡Ora sin cesar y, juntos, cambiemos el mundo, una persona a la vez!
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