Si pudieras medir la distancia que te separa de Dios a día de hoy, ¿dirías que te sientes cerca o más bien lejos de Él?
Sea cual sea tu sentimiento, la verdad es que no estás demasiado lejos para Dios. No, no estás tan lejos de Dios como para que no te pueda alcanzar.
La Biblia dice que la promesa del perdón de los pecados, y también la del don del Espíritu Santo, es para todos, tanto para los que están cerca como para “los que están lejos” (Hechos 2:39).
Las personas de las que hablaba en este pasaje Pedro estaban ubicadas geográficamente lejos, pero creo que este pasaje se puede referir también a la lejanía espiritual. La promesa de Dios es también para esas personas que se sienten “lejos de Dios”. ¿Es este tu caso?
En nuestro caminar diario, un sentimiento de culpabilidad, de fracaso o aún de soledad puede hacernos pensar (engañosamente) que estamos “demasiado mal” como para que Dios venga a buscarnos. ¡Pero eso no es verdad!
Querido(a) amigo(a), no dejes que tus pecados, tu opinión ni tu resentimiento te hagan creer que estás demasiado lejos como para que Dios venga a buscarte. Estás en el sitio correcto, aquí y ahora, para abrir tu corazón a Dios: Él sabrá encontrar el camino para reunirse contigo. De hecho, Él ya abrió ese camino hace dos mil años cuando murió en la cruz para que pudieras tener acceso directo con Él.
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