Cuando empezamos un nuevo proyecto, estamos generalmente como en una nube, dispuestos(as) a “mover montañas”. Es un nuevo challenge (desafío), algo excitante. Puede tratarse de comenzar unos nuevos estudios, el proyecto de agrandar la casa, tener un hijo, etc.
Ese desafío es grande, pero no pasa nada porque tienes “fe”, y te sientes lleno de fuerza y energía. ¡Y eso es genial! No debes olvidar, sin embargo, invertir tiempo en pedir al Señor Su ayuda y Su guía para cada paso del proyecto.
La Biblia dice: “Encomienda a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán afirmados” (Proverbios 16:3).
Creo que es crucial desarrollar esta buena costumbre de invitar a Dios desde el principio en todos nuestros proyectos, sean los que sean. Primeramente, para darle la posibilidad de confirmarnos, y así verificar si viene realmente de Él. En segundo lugar, para beneficiarnos de Su sabiduría, Sus consejos y Su ayuda.
A Dios le gusta tomar a gente normal y corriente, para hacer a través de ellas cosas extraordinarias. Pero una de las condiciones para que esto suceda es andar agarrado de Su mano.
Querido(a) amigo(a), sea cual sea tu sueño, ¡consúltalo primero con Dios, Él es el mejor de los consejeros!