¿Alguna vez has tenido mucha confianza en alguien y le has revelado un secreto importante?
Dios tiene confianza en ti: eres Su hijo(a), y quiere revelarte grandes cosas. Él dice: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jeremías 33:3). Otra versión de este mismo pasaje dice que Él te revelará verdades importantes e inaccesibles, realidades que son desconocidas para ti.
Dios no es como un “pequeño jefe” que espera a que pases algunas pruebas para ver si eres digno de Su confianza. No, Él sencillamente se revela a los que le buscan, a los que desean tanto escuchar Su voz que le piden Su ayuda. Él dijo:
“Clama a mí, y yo te responderé”. El punto importante es este: clama a mí, llámame, háblame. La continuación es, por tanto, escúchame.
Quizá al leer este texto te estés diciendo: “Dios no me habla, nunca lo hace. ¿Por qué ahora sería diferente?”
Pero eso cambiará si dispones tu espíritu para escuchar Su voz. Acalla todo lo que genera “ruido” a tu alrededor, y concéntrate solo en Jesús, en quién es Él y en lo que ha hecho por ti. Empieza simplemente a darle las gracias, a abrirle tu corazón y a compartir con Él lo que te pasa.
Por último, anota todo lo que te viene a la mente en un cuaderno: un versículo, un cántico, una oración, un pensamiento… Solamente escríbelo.
No te prives de todo lo que Dios quiere decirte. Él tiene grandes cosas que revelarte, secretos que quiere confiarte. ¿Tendrás tu oído atento en este día? ¿Le permitirás a Jesús hacer un milagro hoy?
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