Hoy, creo que Dios tiene una palabra especial y directa para ti, que te animará a seguir hacia delante:
“Veo tu desánimo y tus lágrimas. Sé que a veces tienes ganas de abandonar, que es muy duro. Pero debes saber que, como dice mi Palabra, no permitiré que seas probado más de lo que puedes soportar (lee 1 Corintios 10:13).
He puesto mi Espíritu en ti. Un Espíritu de sabiduría, de valentía y de poder.
No escuches esa voz que te dice que estás acabado, esa voz que te dice que estás solo(a) y que no tienes valor.
Yo te veo. ¡Te veo, te conozco, y te llamo por tu nombre, querido(a) amigo(a)!
Levántate. Mírame. Estoy aquí. Estoy sentado sobre el trono. Estoy en control. Estoy contigo. Estoy a tu lado. Te amo.
Confíame todo aquello que te desestabiliza y que te oprime. Déjame restaurarte, déjame que te lleve en mis brazos.
Ten confianza en mí. Te haré entender y te enseñaré el camino por el que debes andar (mira Salmo 32:8)”.