Imagina que sales a dar un paseo. El cielo está azul, el sol brilla, los pájaros cantan… es decir, todo va de maravilla. De repente, empiezan a caer unas gotas, muy débiles al principio, pero con más y más fuerza según pasan los segundos. No tienes el paraguas contigo, porque el parte meteorológico que viste ayer por la noche no decía nada de que fuese a llover. Sigue leyendo «¡Tu refugio se encuentra en Dios!»